Porque es una oportunidad para publicar por primera vez (y en forma de libro). Porque se aprende a escribir y a reescribir. Porque cada texto fue seleccionado por un jurado de lujo y supervisado por Josefina Licitra. Porque una crónica bien escrita abre puertas impensadas. Éstas son algunas de las razones por las que estos jóvenes cronistas participaron de la Primera Edición del Concurso que organiza Fundación TEM para estudiantes. Aquí, los ganadores cuentan su experiencia. Y vos qué esperás para enviar tu trabajo? La Segunda Edición sigue abierta hasta el 16 de septiembre.
Cada testimonio está articulado a partir de las siguientes preguntas:
1) ¿Cómo decidiste participar del Premio?
2) ¿Qué sentiste cuando supiste que tu crónica había sido seleccionada? ¿Y cuando la viste publicada en el libro Nunca la misma historia?
3) ¿Qué herramientas novedosas te brindó el taller que los ganadores realizaron junto a Josefina Licitra, previo a la publicación de los textos?
4) ¿Por qué recomendarías participar del Premio?
Emiliano Pasquier, autor de “El kilómetro cero del peronismo”. En esta crónica, el autor pasea por su pago chico, Berisso, considerado “el kilómetro cero del peronismo” y así desentrama la identidad y las oscilaciones de un movimiento político que marcó a fuego la idiosincrasia argentina. Esta crónica fue seleccionada para ser publicada en la revista Viva (y se puede leer aquí).
1) La crónica que presenté la escribí originalmente para una materia que estaba cursando en la facultad. Tuvo una buena recepción por parte del profesor y eso me dio la confianza para pensar en publicarla en algún lado. Unas semanas después de haberla terminado me enteré del premio y decidí participar. Otra razón que me impulsó a presentarme fue la temática de mi crónica, que coincidía con uno de los temas más presentes en la obra de Tomás Eloy Martínez: el peronismo.
2) Me puso muy contento. Me felicitaron de todos lados, no suelo estar acostumbrado a eso porque soy una persona de bajo perfil, pero fue un lindo momento. Ver el texto publicado en el libro y firmado con mi nombre fue otra satisfacción enorme.
3) El taller fue muy positivo, aprendí mucho de Josefina y también de los intercambios que hicimos a partir de las lecturas de las crónicas de mis compañeros. Lo que más rescato, como dice Josefina en el prólogo del libro, es que escribir una crónica es un acto de perseverancia que implica, además de trabajo periodístico, trabajo de corrección y reescritura. Cuando volví a leer las versiones finales de las crónicas noté que todas habían mejorado mucho.
4) Porque es una oportunidad para aprender y formarse para todos los que elegimos este oficio.
Luciana Garbarino es autora de “La vuelta a China en ochenta mundos”: Allí, traza las principales coordenadas de la economía china a través de un recorrido por el barrio chino de la ciudad de Buenos Aires.
Camila Giacchino, autora de “Encuentro a oscuras”. Este texto narra una cena a oscuras en el Teatro Ciego del Abasto y habla de la vida sin uno de los cinco sentidos que nos conectan con el mundo.
1) Me enteré por las redes sociales y tenía una crónica pensada hacía bastante tiempo. Unas semanas antes del cierre hubo una reunión con Josefina en FTEM y resultó que mi tema no podía concursar porque era un perfil y no una crónica. Faltaban dos semanas para la entrega y por unos días me resigné. Hasta que el Teatro Ciego me vino a la cabeza y escribí la crónica a contrarreloj.
2) Me enteré cuando estaba con amigas. Una leyó el mail por mí y se puso a gritar y ahí el grito fue colectivo. No me acuerdo muy bien que sentí, sí recuerdo que estaba muy ansiosa por el taller y quería que el libro saliera cuanto antes. Cuando finalmente la vi publicada no lo podía creer, yo todavía no estoy recibida y ni siquiera publiqué en un medio grande así que estar en un libro era inimaginable para mí.
3) Fue un proceso de reescritura muy profundo. Así sucedió con todas las crónicas: veíamos el proceso de reescritura de cada uno y eso también nos hacía reflexionar sobre el propio.
4) Porque es una oportunidad única para publicar por primera vez y, al estar enfocado para estudiantes, uno aprende de todo el proceso. Desde el taller hasta el libro y la presentación en la Feria del Libro, es algo que nunca me imaginé que iba a vivir.
Rosario Grimaldi, autora de “Desafortunado en el juego, desafortunado en el amor”. En su crónica recorre –y cuenta– el Casino Flotante de la ciudad de Buenos Aires.
1) Participar del concurso fue un desafío que me llevó a salir de mi zona de confort y que me invitó a confiar en mi pasión de hacer periodismo de una manera diferente.
2) Es muy emocionante ver Nunca la misma historia expuesto en las librerías, al lado de obras de grandes periodistas. Cuando me llamaron para decirme que mi crónica había sido seleccionada sentí mucha felicidad, no solo por haber ganado el premio, sino también porque ese fue el punto de partida que me impulsó a seguir arriesgándome por lo que me gusta y a tener confianza en mí misma.
3) Aprendí que una palabra puede a veces, valer más que mil imágenes. No hay una sola manera de hacer periodismo y de contar historias, sino tantas como podamos imaginar.
4) Participar del Premio, aunque no ganes, te lleva a desafiarte a vos misma y a mirar el mundo con otros ojos para encontrar una historia que conmueva y que provoque un cambio en los lectores. En esa búsqueda, se provoca un cambio en tu propia mirada.
Magdalena Pardo, autora de “Narrativa abismal”, problematiza los alcances, logros e imposturas del arte contemporáneo, mediante una experiencia personal como parte de una performance realizada en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA).
1) Mi amiga Luciana Garbarino -que también participó, ¡y también ganó!- me reenvió la convocatoria; al leerla sentí que sería una buena motivación para sentarme a escribir sobre algo que me había interesado y acerca de lo que ya tenía algún material suelto. El concurso resultó una excusa para poner manos a la obra, organizar y concretar algo que ya quería hacer desde antes.
2) Me avisó Luciana por teléfono, justo antes de que yo entrara a dar un examen muy importante. Nos alegramos mucho, nos reímos de nervios, y toda la situación me dio un gran impulso para entrar ese día a rendir. Cuando la vi en el libro, sentí que el texto tomaba otra forma. Todo parecía verse más nítido; las cosas que más me gustaban y las que menos también. Eso me hizo aprender muchísimo. Por otro lado sentí mucha satisfacción de tener un libro de verdad con un texto mío.
3) Entendí la importancia de incorporar otras voces, además de la personal. Experimenté la vinculación con un editor: el ida y vuelta de sus propuestas, los objetivos que uno tenía de antes, la forma conflictiva en que se van transformando. Disfruté mucho del intercambio con los otros compañeros y de la forma en que pensaban sus textos.
4) En primer lugar, porque el premio que se ofrece es genial. Tener un texto publicado y pasar por una experiencia de coordinación a cargo de Josefina Licitra es un lujo absoluto. Por otro lado, porque estas iniciativas son grandes excusas para dar forma a textos que imaginamos o deseamos; la fecha límite y la posibilidad de concursar nos organizan detrás de un objetivo concreto. Y sobre todo porque escribir es hermoso.
Juan Ignacio Parente González, autor de “¿Para qué sirven las carilinas? Las constelaciones familiares por dentro”, donde narra sus vivencias dentro de una sesión de “constelación familiar”. Se trata de una terapia de moda entre las clases acomodadas porteñas.
1) Me enteré sobre el concurso por internet. Justo unos días antes de ver la publicación me puse a leer La Argentina Crónica de Maximiliano Tomas, una antología que incluye un texto de Josefina Licitra que me impactó. Así que me entusiasmo que ella diera una clínica para los ganadores. Tomé estos hechos como una señal y decidí anotarme. Además, lo tomé como una gran oportunidad para escribir esa nota que tanto me entusiasmaba y que siempre posponía.
2) Un amigo, que no sabía que yo había participado del concurso, leyó el anuncio de los ganadores por Twitter. Me llamó y me lo contó. En ese momento sentí mucha satisfacción. Luego con la publicación del libro todo esto tomó otras dimensiones porque se trata de un trabajo que perdurará en el tiempo.
3) Aprendí que todo lo que se escribe en diez oraciones se puede decir en siete. Más corto y mejor. A veces nos enamoramos de nuestra narrativa -o al menos a mí me pasa- y nos olvidamos de ir al punto. En definitiva, el periodismo es eso: ir al punto, al nudo, entenderlo y muchas veces desenredarlo. Con Josefina aprendí a ser más directo, profundo y eficaz. No es poca cosa. En esas clases tomé conciencia de la importancia de que cada frase sea un puñal, y ella nos dio las herramientas para que podamos conseguirlo. Fue un placer y un desafío trabajar con ella.
4) Particularmente me abrió muchas puertas. Incluso más de las que había pensado porque a decir verdad este premio tuvo muchísima más repercusión de la que imaginé. A partir de esto conseguí trabajo, me aceptaron en la Maestría en Periodismo de la Universidad de San Andrés, y pude conocer personas muy valiosas dentro del periodismo. Para mí fue un paso importante.
Laura San José, autora de “Carne de Cañón”. Esta crónica cuenta el pasado y los días de Flor Cabral, una carnicera que se adentra, sin buscarlo, en las complejidades de género que supone ejercer un oficio normalmente atribuido a los varones.
1) Existen pocos premios y concursos argentinos de crónicas. Eso me motivó.
2) Una alegría inmensa y un empujón a seguir escribiendo.
3) En lo particular, la herramienta que tomé es la idea de que la crónica no se hace solo de buena escritura sino que también se necesita la otra pata; es decir, la investigación.
4) Se aprende, motiva y es una buena ventana para que te lean y para leer plumas nuevas.
1) Me sedujo la idea de que un texto mío podía ser compilado en un libro de una editorial de “las grandes”. Estaba bastante conforme con el texto que mandé a concurso, realizado para un trabajo final de TEA, así que decidí presentarlo sin dar muchas vueltas
PARA PARTICIPAR DE LA SEGUNDA EDICIÓN DEL PREMIO DE CRÓNICAS FUNDACIÓN TEM PARA ESTUDIANTES, ENTRÁ AQUÍ.
(Edición: Ivana Romero / Foto: Verónica Martínez-Archivo Fundación TEM)
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