Conchita

Conchita
El próximo martes 4 de diciembre a las 19: 30 horas, la Fundación TEM (Carlos Calvo 4319) será sede de la presentación de Conchita. Ricardo Barreda, el hombre que no amaba a las mujeres, el nuevo libro del cronista argentino Rodolfo Palacios. Compartimos como adelanto exclusivo el prólogo que escribió Enrique Symns. Es natural no sentir compasión...

Prefacio: Sam no es mi tío

Prefacio: Sam no es mi tío
Editorial Alfaguara acaba de publicar Sam no es mi tío. Veinticuatro crónicas migrantes y un sueño americano, una antología de crónicas periodísticas a cargo de Diego Fonseca y Aileen El-Kadi. Compartimos Espacios que separan fronteras, el prefacio de los editores. A comienzos del mes de octubre, publicamos Mapas (Lo que pasa en Vegas), un texto de Wilbert Torre...

Prólogo: Panorama Interzona. Narrativas emergentes de la Argentina

Prólogo:  Panorama Interzona. Narrativas emergentes de la Argentina
Compartimos Lo que se viene, el prólogo de Elsa Drucaroff a su antología Panorama Interzona. Narrativas emergentes de la Argentina y lo que la ensayista llama “el índice razonado”, donde se pueden ver los escritores que participan del libro y las distintas secciones. ¿Quién no disfruta cuando le cuentan historias? Relatos, tramas, cuentos: no existe...

Prólogo: Las mil y una noches

Hace un año entrevistamos a Cristina Civale con motivo de la publicación de Las mil y una noches. Una historia de la noche porteña 1960 - 2010. Hoy compartimos Escaleras al cielo, el prólogo de este libro inquietante. Atardece en Buenos Aires. Está a punto de empezar el otoño de 2009, sin embargo la temperatura todavía no baja de los veintisiete grados. Camino, acalorada, a toda carrera por las calles del bajo. Estoy un poco demorada. El tráfico en Buenos Aires está cada vez más atascado. Me estoy acercando a la mítica Galería del Este que ya no es lo que era en sus años gloriosos, cuando se fundó, a mediados de los 60s. Ya no hay olor a pachuli y los negocios de cuero, ponchos y mates reemplazan las túnicas de bambula y estampadas en batik, y la bijouterie artesanal y exquisita. La fauna hippie no dejó rastros más que en el recuerdo de los memoriosos y ahora señores de portafolios y compradores de dólares y euros se asoman desde cualquier rincón tratando de captar a alguno de los numerosos turistas que desde hace ya unos años invaden la ciudad. Me planto en una de las entradas de la galería. La que da sobre la calle Maipú. Justo arriba vive Mario Salcedo que pasó varios años entre las mesas del bar de la Galería, ese espacio exclusivo y superchic, urdiendo la vida, inventándola allí, cuando lo mejor estaba pasando, el fue su creador y también factotum de muchos espacios nocturnos de la ciudad a lo largo de las últimas décadas. Ahora mismo voy a su encuentro. Me despisto en la entrada. Hay una escalerita que en dos tramos me lleva al edificio. Toco el timbre indicado y a los pocos segundos escucho la voz de Mario. Me indica, imperioso, que debo entrar por la galería, por los ascensores que se encuentran en el interior, a metros de la entrada. Debí haberlo imaginado. A pesar de que pasaron ya casi 40 años de los años gloriosos, el hombre sigue siendo, o al menos sintiéndose, dueño y señor de lo que fue su reinado. Una de las tribus nocturnas de los 60s empezaban la noche al caer la tarde, en su bar de la Galería del Este.