Pablo Tosco estará en Fundación TEM coordinando el taller “Cobertura de conflictos, catástrofes y acción comunitaria” durante noviembre. En esta entrevista, el fotoperiodista brinda detalles de su propuesta y del trabajo que realiza a lo largo del mundo. 

Desde 2004, Tosco -Licenciado en Comunicación Social por la Universidad Nacional de Córdoba y Máster en Documental Creativo por la Universidad Autónoma de Barcelona- documenta para Oxfam Intermón proyectos de cooperación, desarrollo y acción humanitaria en África, América Latina y Asia. De manera paralela, se encuentra trabajando el proyecto de revista multimedia Angular junto al periodista Miguel Roth, quien lo acompañará durante el taller en Buenos Aires. Esta entrevista se realizó a través de Skype mientras Tosco se dirigía al aeropuerto de Berlín para retornar a Barcelona, donde vive. Es que durante estos días estuvo en la capital alemana para presentar el documental District Zero, que ha dirigido junto a Pablo Ibarburu y Jorge Fernández. “Se trata de una experiencia de documentación en relación con la crisis refugiados en Europa, con el foco puesto en un campo de refugiados de Jordania”, explica.

-¿Cuál es la propuesta del taller?

-Este taller está pensado para ser un trabajo en profundidad. La idea es tener tiempo de mirar material, reflexionar sobre distintas propuestas narrativas y ver cómo es el proceso de desarrollar contenidos para coberturas en contextos humanitarios. A la vez, estudiaremos otras propuestas de colectivos de periodistas y videógrafos que estén trabajando estas problemáticas. Yo vengo de un contexto español en el cual en el último tiempo se ha invertido mucho en comunicación y en desarrollar nuevas narrativas. Y Miguel viene de un contexto latinoamericano donde se apuesta fuertemente por el periodismo narrativo. Entonces nos servimos como espejo para construir juntos las temáticas del taller. Mi idea es comenzar desarrollando cuestiones técnicas, materiales y recursos con los que contamos para recolectar y construir historias. Luego cito la cuestión de logística y cómo se trabaja sobre el terreno. Después nos meteremos en propuestas narrativas, ya sea on line o en papel. La idea es ver cómo se hace una cobertura mediática en contextos de conflictos armados o situaciones de crisis humanitarias y cuáles son las mejores estrategias para esto.

-¿Por qué te interesa coordinar un taller de estas características teniendo en cuenta que en Argentina y los países más cercanos no hay situaciones de conflicto armado?

-Si reducimos la propuesta a eso, entiendo que puede quedar muy alejado. Pero queremos profundizar en la cobertura desde una perspectiva humanitaria. En los países de América del Sur no hay grandes hambrunas con las características que tienen esos mismos problemas en Etiopía, Somalia o Kenia. Pero sí podemos encontrar miles  de historias vinculadas a situaciones sociales de conflicto. Y creo que podemos tener pautas de cómo aproximarse a esa problemática y cómo cubrirla: desde la dignidad, la empatía, el compromiso. No hay que irse muy lejos para contar buenas historias ni para darle visibilidad a las personas más vulnerables.

-En uno de los puntos de tu propuesta te referís a formas de narraciones multidisciplinares. ¿En qué consiste esto?

-En explorar no solo una crónica, una fotografía, un video sino ver cómo conviven y convergen todas esas disciplinas en una misma plataforma. Y no hablamos de tecnología de Marte sino de estrategias posibles. Hay muchas iniciativas tanto en Latinoamérica como alrededor del mundo de colectivos de periodistas, videógrafos, fotógrafos, diseñadores web que han confluido y se han puesto como objetivo narrar buenas historias.

-Como sabés, Tomás Eloy Martínez ponía mucho énfasis en el hecho de no olvidar que los cronistas cuentan historias de personas, algo que a veces se olvida en la vorágine informativa.

-El deseo de mi trabajo y de mucha gente que trabaja en esto es poner a las personas por delante y sobre el resto de las urgencias, de la manipulación, del breaking news. Tomarse tiempo, tener respeto y empatía, comprender dónde está uno para aprender de las personas que lo rodean. Todo eso es necesario. Y cuidar ese tesoro que es que alguien te esté contando su historia, ya sea desde el drama de una inundación o del drama del día a día de no poder llegar al final del día y poner un plato de comida en la mesa.

-¿Creés en la posibilidad de buscar buenas historias singulares como modo de dar cuenta de la globalidad?

– Creo que el periodismo ha encontrado en pequeñas historias la posibilidad de hacer extensivos los conflictos políticos, exponerlos a toda una comunidad. Y hacerlo sin reducir la complejidad de cada tema. La idea es que con la información que podamos suministrar, generemos una masa crítica que pueda reflexionar y entender lo que está sucediendo en el mundo. Entender estas historias ayuda al compromiso con el otro.

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