Hoy, en el ciclo de cuentos de los lunes, compartimos Torito, un relato del escritor argentino Luis Mey. El autor, con poco más de 30 años, ya publicó tres novelas, una de ella en coautoría con Andrea Stefanoni. Actualmente trabaja de librero.

LUIS MEY

–¿Yo? Bien, pero bien en serio. Antes estaba mal, vos sabés. Pero antes. Ahora no. Sigo tomando, más vale, pero poco. No me cuelgo como antes. Lo manejo. Antes me manejaba a mí. Ahora tengo un diálogo, ¿sabés? Onda: mirá, vos me gustás, yo te gusto. Pero si me matás, no te voy a poder seguir gustando y no me vas a seguir disfrutando. Entonces nos disfrutamos mutuamente. Capaz que cuesta que una mina lo entienda. Un toque a mí me hace bien. No te digo que es lo mejor. La posta es que lo mejor sería dejar. Pero no puedo. Y como no puedo, mejor manejarlo así, con el diálogo. Y ojo, eh. Yo sé que la raya no me habla. Aguantá, tan loco no estoy, papá. Pero es mejor hablarlo, ¿no? Yo sé que adicto viene de adictus, del latín o algo así, que significa no dicho. O sea: si no hablás, te encerrás. Y si te encerrás, te controla. Pero bueno. Ahora voy a tener unos laburos de pintura. Yo lo hago de toque. Dos manos las hago en el día, eh. Y ahora están pagando mejor. Hay más barrios cerrados por la zona. Ya no te tenés que ir a Pilar o a las lomas del orto. Ahora acá nomás hay re casas que se están haciendo. Laburo con arquitectos. Te llaman de los estudios, directamente. Bah, me llamó mi vieja y me dijo que la llamaron del estudio. No sé quién le dijo que yo podía, pero la pegaron justo. Y seguro de ahí sale más laburo y te vas armando la semana, ¿viste? Yo con tres lucas limpias, estoy joya. Alquiler no voy a pagar. Mi vieja me hizo la pieza. Y me dijo que se separó Alicia. Nosotros tuvimos la re historia. Quedó re metida. Después le hice mucho daño y se enganchó con el gordo, ¿no? Bueno, el gordo tenía el Taunus, la casa del viejo que se murió, un puesto de diarios. Onda que Alicia lo que necesitaba era una estructura, y yo estaba en cualquiera. Pero si se separó o no sé qué, y yo junto unos mangos y voy ahorrando algo, y no me tomo todo lo que laburo, bueno, qué sé yo. Capaz que si ve que tengo una estructura y pongo un quiosco o algo así, capaz que se da cuenta de que cambié. Me dijeron que Tomate hizo una especie de local en la pieza que tenía adelante, la pieza de la vieja. Si lo pone a alquilar, capaz que me pongo el quiosco ahí. Y si va bien, andá a saber, me alquilo otro por otro lado, llamo a algún pibito y lo atiende y ahí ya tengo entradas por un par de lados. Lo que vos tenés que saber es que si querés podés, ¿no? Bah, vos sos vivo. Pero ponele sangre y se puede. Yo prefiero soñar y darle para adelante. Me dijo un loco que hay que ser responsable con los sueños. Ta’ bueno eso, eh. Porque soñar, sabelo, sueñan todos. Pero la posta es ser responsable con eso, sino es al pedo. Y antes era otra cosa… Yo me quería matar, vos sabés. Vos me viste andar por el barrio. Lo odiaba. Odiaba todo alrededor, pero no sabía qué hacer con nada. Ahora lo veo y me encanta. Quiero darle laburo a los pibitos de la esquina, ¿los viste? Ahí había un taller, no sé si te acordás. Ahora se la pasan contra la persiana cerrada y ahí pasa de todo. No sé. Cambié. Capaz que son los años. Uno se pone más conservador…

–O sea que ya fuiste para el barrio –dice Carlos mientras limpia sus lentes.

–Fue lo primero que hice.

–¿Por qué no lo pensás? Recién salís. Las cosas cambiaron.

–¿Qué cosa tengo que pensar? Ahí la tengo a Alicia, la pintura, mi vieja, el local de Tomate…

–Mirá… Si volvés, los hermanos de Pablo te matan…

–¿Qué? Si yo pagué por lo que hice…

–Si volvés, te matan. Vine a decirte eso.

Se miran. Torito mete la mano en su bolsillo y palpa su bolsa.

–¿En serio?

–Creeme.

–Está bien… Haceme un favor, Carlos…

–El que quieras.

–Decile a Alicia que fue el amor de mi vida.

–¿Vas a hablar con tu vieja?

Torito sacude la cabeza y camina para la parada del colectivo, en busca de otro barrio, lejos.

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*Luis Mey nació en Buenos Aires en 1979. Escribió las novelas Los abandonados y Las garras del niño inútil, con inmediato éxito de público y crítica. En 2012, en coautoría con Andrea Stefanoni, publicó Tiene que ver con la furia. Actualmente trabaja de librero.

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