Se reproduce aquí un artículo que se refiere al archivo que reúne la obra de Tomás Eloy Martínez y su legado como escritor y periodista.

Medio: El Telégrafo (Ecuador) / Fecha: 3 de febrero de 2015

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A 5 años de la muerte de Tomás Eloy Martínez, cumplidos el 31 de enero, su trabajo periodístico y literario sigue dando para nuevas ediciones.

Cuando Ezequiel Martínez, su hijo y albacea, propuso a la escritora Ana Prieto organizar los manuscritos de su padre, ella no dudó ni un segundo en aceptar.

Dijo que sería un honor hasta que se enfrentó una y otra vez al interminable trabajo del autor en ensayo, cartas, novelas, crónicas, editoriales.

Poco a poco clasificó el material. Siguió el consejo de Carles Garriga, cuando ordenó el archivo de Julio Cortázar: reducir la masa a unidades mínimas, y una vez establecidas, simplemente rellenar. Luego de clasificar podría empezar a ordenar con paciencia.

El año pasado, la editorial venezolana La hoja del norte publicó una recopilación de crónicas de Tomás Eloy Martínez, escritas durante su exilio en Venezuela, en la década del 70.

Sergio Dahbar seleccionó los textos del periodista que recorrió el país y lo atrapó en textos inmortales mientras enviaba editoriales al diario El Nacional de Caracas textos en los que comentaba su país.

“Escribí allí obsesivamente sobre la Argentina, semana tras semana. Imaginen la irrisión de este diferente, extranjero sin remedio, esforzándose por invocar ante lectores enfrascados en su realidad los fantasmas de otra realidad. Imaginen a este descolgado, cuya única herramienta de trabajo es la escritura, tratando de narrar la delirante aventura que nos lanzó a Rodolfo Walsh y a mí, en 1970, a seguir la pista del cadáver de Evita entre París y Bonn; me hablaba a mí en un lenguaje que no era el de mis lectores venezolanos”, recordaba. Las reminiscencias de su trabajo siguen siendo un debate, como pasó el fin de semana entre Dahbar,  el director de la FNPI, Jaime Abello; y Juan Villoro en ‘Hay Festival Cartagena’. Ahí coincidieron en que su don narrativo estaba en armar situaciones inverosímiles desde un sustrato muy periodístico.

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