Compartimos aquí la introducción de Morgan Papers. Confesiones de un empleado infiel. Se trata de un libro de Ignacio Chausis y Leandro Renou, editado por Marea Editorial en el marco de la colección Ficciones Reales. Su presentación se realiza este martes 25 a las 19 en Fundación TEM (Carlos Calvo 4319).

Chausis y Renou cuentan en detalle los secretos del mundo de las finanzas y los delitos económicos a partir de las confesiones de Hernán Arbizu, actualmente extraditado en Estados Unidos, acusado de fraude bancario y robo de identidad agravado. Arbizu, quien definió su trabajo en el JP Morgan como el de un “facilitador de esquemas para evadir”, se autoincriminó en 2008 cuando salieron a la luz ocho transferencias bancarias ilícitas que realizó desde cuentas de clientes y, con la consigna “ellos van en cana conmigo”, denunció 469 empresas y personas físicas presuntamente evasoras y lavadoras de dinero entre las que figuran varios de los pesos pesados del poder económico y político en la Argentina. 

Morgan Papers es la historia de un empleado infiel y peligroso para el sistema, y es también un retrato de la burguesía nacional y sus lazos non sanctos con Wall Street y los paraísos fiscales. Una estafa, el robo de información sensible, las idas y vueltas con los investigadores judiciales, cada paso dado por el banquero rebelde es narrado en este libro con el pulso de un thriller financiero”, afirma Cristian Alarcón, director de la colección Ficciones Reales. 

 Introducción

JESUCRISTO EN PANTALONES

A principios de 2015, se creó en la Argentina una Comisión Bicameral en el seno del Congreso para abordar la megacausa de evasión impositiva con cuentas ilegales en la sucursal Ginebra del banco HSBC. El 4 de abril fue invitado a exponer Hernán Arbizu, el ex ejecutivo del JP Morgan, que destapó el primer gran caso de lavado y evasión con dinero negro de argentinos y que afronta causas civiles y penales en el país y en los Estados Unidos. Ante legisladores oficialistas y opositores, quien pasara veinte años de su vida trabajando para grandes bancos internacionales relató en detalle el comportamiento global de algunas entidades y radiografió conductas sistémicas. Hasta que una intervención corrió el eje de la charla. El entonces diputado formoseño Ricardo Buryaile y desde el 10 de diciembre de 2015 ministro de Agricultura de Mauricio Macri –uno de los agrodiputados de la Unión Cívica Radical (UCR) que entraron en el Parlamento luego de la pelea con el kirchnerismo por las retenciones a las exportaciones de granos– cuestionó las menciones que se hicieron a la persona de Alfonso Prat Gay, ex banquero del Morgan, apuntado como uno de los gestores de cuentas de argentinos en el exterior y albacea de la fortuna de Amalia Lacroze de Fortabat. Sin precisiones jurídicas ni técnicas, Buryaile se quejó de que se apunte a “un amigo” como Prat Gay, y que ese señalamiento proviniera de un ejecutivo que tiene pedido de extradición de los Estados Unidos por haber cometido un delito. La defensa concienzuda de Buryaile ocultaba el verdadero fondo de la cuestión: la decisión de invalidar el testimonio de un banquero evasor y lavador, por su condición de tal, centrando sus maniobras en cuestiones individuales que exceden a las políticas de los grandes bancos. “En la boca de un mentiroso, la verdad parece mentira”, disparó Buryaile parafraseando el dicho popular. Y agregó, “a ver si nos entendemos, este hombre se autoincriminó [ ]. Entonces, tengo el derecho a presumir esto y por lo tanto tengo que decirlo. De lo contrario, quienes nos están mirando creen que estamos en presencia de Jesucristo con pantalones”. El presidente de la comisión, el kirchnerista Roberto Feletti, le retrucó: “También el contador de Al Capone había cometido delito y la Justicia estadounidense no dudó en utilizar su información para meter preso a Al Capone”.

Un año antes, en diciembre de 2014, se celebró la edición 20 de la Conferencia Anual que organiza la Unión Industrial Argentina (UIA), entidad centenaria que aglutina a los pesos pesados del sector fabril. Saco en mano y agobiados por el espeso calor que azotó por esos días la provincia de Buenos Aires, los empresarios apuraban el paso para no padecer el sofocón en el corto camino entre sus vehículos y la entrada del Sheraton Pilar, que albergaba el encuentro. Los pasillos del hotel, donde se suelen producir los diálogos y las elucubraciones más ricas y sustanciosas, seguían atestados de hombres de negocios que aguardaban el cierre de la jornada, a cargo de la presidenta de la Nación, Cristina Fernández. Esos dos días que duró la conferencia, desfilaron en los paneles casi todos los funcionarios de la administración nacional. Con un perfil un poco más bajo que el resto, el titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, acompañado por sus asesores de confianza, tomaba un café en el bar del lobby. Hacía poco menos de quince días, el recaudador había denunciado al banco HSBC y a sus directivos por el presunto armado de un complejo esquema de evasión impositiva que permitió girar dinero negro a Suiza en 4040 cuentas de argentinos. En ese pelotón aparecía, en forma directa o indirecta, buena parte de los convidados al encuentro de la UIA. La noticia de que el ex Jefe de Informática de la sucursal Ginebra, el europeo Hervé Falciani, había develado información de cuentas ilegales de personas físicas y jurídicas nacionales incomodaba desde hacía varios días a los círculos empresarios. Pocos se animaron en esos nutridos cruces con periodistas a responder u opinar sobre la denuncia de cuentas ilegales. Uno de los más osados y habitual declarador a la prensa fue el ítaloargentino Cristiano Ratazzi, titular de la automotriz Fiat. “Qué quiere que le diga, no se puede confiar mucho en lo que diga un empleado infiel de un banco”, disparó en diálogo con un núcleo de tres o cuatro periodistas. No se explayó mucho más. De hecho, parecía no tener demasiada información al respecto. Pero el concepto quedó flotando. En consultas posteriores a otros empresarios que pidieron reservar su identidad, la figura fue la misma. “Esos tipos son ladrones”, “Se vuelven locos y denuncian, pero no son de fiar”, “La Justicia tendrá que decir si lo que ellos afirman es cierto”. En síntesis, variantes de la misma idea: los banqueros arrepentidos al banquillo, y ningún cuestionamiento de base a las entidades a las que pertenecieron y a los manejos del sistema financiero internacional.

La imagen del banquero rebelde, del empleado infiel, es una concepción que se repite como dogma en cada una de las escasas historias de ejecutivos que desafiaron, por una u otra razón, a multinacionales del sector financiero. La que sigue es la historia del primer banquero argentino que desde los colegios bachilleres de la elite y una clase media acomodada llegó a lo más alto de la banca especulativa mundial. Un error en la matriz de los grandes negocios de cuello blanco, un mundo perverso que se devora a sus hijos dilectos cuando empiezan, por la razón que sea, a cuestionar los manejos de ese poder en las sombras. Y es también el relato de un contexto político, un momento de la Argentina y el mundo cuando estos personajes fueron utilizados en función de las necesidades del poder. Un tiempo de cuestionamiento al límite fino que divide a los poderes del Estado. Los doce años del kirchnerismo en el Gobierno representaron un período en el cual el Poder Judicial se mostró como el más oscuro de una estructura tripartita entrelazada en las sombras. Esos poderes fueron tan fuertes que terminaron moldeando y condicionando los sucesos ocurridos, manejando los estados de ánimo, llevando agua para su propio molino. Todo mientras los arrepentidos le buscaban una salida definitiva a una situación de vida que los torturaba a cada minuto.

Ignacio Chausis es licenciado en Ciencia Política de la Universidad de Buenos Aires. Fue coordinador de desarrollos y contenidos en la consultora de medios Globalnews. Colaboró con la revista Mercado sobre temas de economía política, se desempeñó como redactor jefe en la sección de Economía del diario Tiempo Argentino y ha publicado en la revista Anfibia. En radio, fue productor del programa Cuestión de Tiempo en Rock & Pop. Actualmente es editor del sitio y agencia de noticias Fiscales.gob.ar de la Procuración General de la Nación.

Leandro Renou comenzó a trabajar en periodismo gráfico escribiendo para los diarios Página/12, Buenos Aires Económico y El Cronista Comercial. Fue subeditor de Economía en el diario Tiempo Argentino, colaboró con matutinos de México y Perú y ha publicado artículos en la revista Anfibia. En radio, trabajó en las emisoras Rock & Pop, Radio Nacional, Concepto, Radio Cooperativa y Radio América, entre otras. Actualmente es columnista de temas económicos en Radio Del Plata y escribe para el diario BAE y el portal Letra P.

Foto: Claudia Conteris

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