En el marco del Día del Periodista, Fundación TEM realizó una consulta a profesionales y teóricos de Argentina y de América Latina sobre la situación actual de este oficio. El cuestionario es similar en todos los casos. Aquí, las respuestas de Ana Prieto.

-¿Cuál es la situación actual del oficio periodístico?
-Fuera del hecho de que se trata de un trabajo precarizado y mal pago, de que en varios países los periodistas corren riesgo de vida y de que en Argentina vapulear al periodismo y a los periodistas se ha convertido en un deporte, creo que puede ser un gran momento para ejercer el periodismo. Los nuevos modos de recopilar, investigar, verificar, presentar y consumir información están abriendo puertas ilimitadas para explorar y contar la realidad, al tiempo que obligan a fortalecer los principios clásicos del buen reporteo porque sin ellos no hay app ni plataforma ni mapa interactivo que se sostenga. No comulgo para nada con el vaticinio de la “muerte del periodismo” y supongo que sus activistas se autosometen por puro gusto a la desgraciada actividad de consumir periodismo mediocre.

-¿En qué influyen las empresas periodísticas en la construcción de la información? ¿Y las coyunturas políticas?
-Los intereses de las empresas periodísticas y las jugadas de los funcionarios políticos influyen en todo lo que puedan influir, pero eso no evita que la realidad nos lleve por delante cuando tiene que llevarnos por delante. En un canal pueden minimizar los actos de corrupción que se le endilgan a Cristina Kirchner y en el de al lado pueden minimizar los actos de corrupción que se le endilgan a Mauricio Macri, pero si hay pruebas concluyentes contra uno u otro esos intereses pueden vociferar todo lo que quieran. Por otro lado, me parece que en Argentina el debate acerca del rol de los medios ha sido anticuado, dicotómico y, como casi todo en este país, tremendamente ombliguista. Las empresas periodísticas tienen sus intereses y pueden hacer sus operaciones, pero no son tótems conspiradores ni tienen el todopoder que se les ha querido atribuir.

-Si antes los periodistas se formaban en las redacciones, ahora se forman también en espacios académicos, talleres, etc. ¿Comparte este análisis? ¿Qué se gana y qué se pierde en esta situación?
-Los periodistas tienen, en general, formaciones “de origen” muy diversas y creo que todas son legítimas. Yo no me formé en una redacción y por eso durante bastante tiempo sufrí el síndrome del impostor: como no transpiraba por un cierre en el espacio físico de un medio, me costaba considerarme periodista aunque me pagaran por escribir y publicara en algún gran medio. Dejé de sentirme una farsante a fuerza de trabajo y cuando finalmente acepté que me gusta mucho ser freelance.

-¿Cuáles son los desafíos de quienes decidan hacer del periodismo una profesión?
-Creo que los desafíos que implica ejercer el periodismo no son distintos de los que implica ejercer cualquier profesión con responsabilidad. Pero hoy, en Argentina, agregaría que el desafío más importante es no volverse un cínico.

Ana Prieto es periodista freelance. Es parte del equipo en español de la Red de Periodistas Internacionales (IJNet). Entre 2012 y 2014 organizó el archivo de Tomás Eloy Martínez para Fundación TEM. Tiene dos libros de no ficción: Pánico (Marea, 2013) y Todo lo que necesitás saber sobre terrorismo (Paidós, 2015).

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