El 27 de mayo John Cheever cumpliría 100 años. Con motivo de este aniversario, le propusimos a siete escritores una breve reflexión sobre el autor de Falconer. ¿Qué surge después de las lecturas de un cuentista ineludible que logró desentrañar las grietas de la clase media norteamericana? “No nací en una verdadera clase social, y desde muy pronto tomé la decisión de infiltrarme en la clase media como un espía para poder atacar desde una posición ventajosa, sólo que a veces me parece que he olvidado mi misión y tomo mis disfraces demasiado en serio”, escribió Cheever en sus diarios.
Luis Mey:
Cheever me estafó. Lo denunció porque me dijo que no venía a decirme nada. Nunca recapacitó sobre su doble negación y yo no escuché, en consecuencia, todo lo que no dijo. Ni se le ocurrió, tampoco, venir y aclarar que el infierno está en una isla de veraneo en Massachusetts. Con un dedo sobre el mapa. Por último, declaro sentirme presionado por creer en sus creencias para que, por esta vez, le lleguen mis respetos por su estafa. Querido hermano mío: se murió a tiempo para no beber una copa por cada autor bajo su influencia. Eso lo habría matado.
*Luis Mey es librero y escritor. Publicó las novelas Los abandonados y Las garras del niño inútil. Su último libro Tiene que ver con la furia, lo escribió junto a Andrea Stefanoni.
Natalia Moret:
John Cheever escribió mucho, pero si tan sólo hubiese escrito las páginas de su cuento El nadador sería igual un escritor inmenso. Leí El nadador a mis veinte años y terminé conmocionada. Para mí, que era joven, el tiempo aún no era esa cortina densa que va tapándolo todo. Para mí, que era muy joven, el pasado era una parte del futuro. Pero El nadador me hizo viajar en el tiempo: desde el principio de ese domingo en que Ned Merrill, el protagonista, despierta sintiéndose joven y con todo por delante, hasta el final de su día, o de su vida, kilómetros de brazadas después. Desde que leí ese relato pienso que la muerte debe parecerse mucho a esa imagen final de Ned Merrill: un hombre espía a través de un vidrio sucio el interior vacío de la que una vez fue su casa, una casa abandonada a la que nunca más podrá volver, y se pregunta -sin respuestas- cuándo y cómo todo lo que pasó, pasó.
*Natalia Moret es socióloga, escritora y guionista. Colabora en distintos medios, donde escribe sobre cine y literatura. Un publicista en apuros es su primera novela.
Walter Lezcano:
Hay un momento límite para mí como lector de Cheever. Es cuando llegué a sus Diarios. En esos textos uno puede percibir el infierno cotidiano por el que tuvo que atravesar para llegar a escribir toda esa literatura que amamos. Antes de ser un retratista despiadado, antes de construir novelas inmensas bajo la forma de relatos de apenas unas páginas (El Nadador es la muestra más flagrante), su vida era el fuego y su mirada a lo que estaba viviendo era una fuente inagotable de situaciones y sensaciones de donde extraer la gloria.
*Walter Lezcano es escritor y periodista. Su novela Los mantenidos la editó Funesiana. Lleva adelante la editorial artesanal Mancha de aceite.
Alejandra Zina:
El sueño de bienestar no fracasó, basta tomar unas cuantas pastillas y tres o cuatro martinis para alcanzarlo. Un sueño un poco pesado, eso sí. Y con resaca. Esta es la atmósfera que me imagino cuando leo a Cheever. Pero hay un momento en sus historias, un momento lleno de lirismo, que me desarma y es cuando sus criaturas se animan a la ternura. Entonces son valientes y parece que por fin van a tomar algunas decisiones, pero casi siempre esos cinco minutos de libertad se esfuman, las luces del barrio se apagan y otra vez sienten terror de quedarse afuera, solos y a oscuras.
*Alejandra Zina estudió Letras en la UBA. Actualmente escribe para la Revista Ñ, la sección cultura del diario Clarín y en la revista del Complejo Teatral de Buenos Aires. La novela Barajas es su último libro.
Enzo Maqueira:
Historias mínimas con personajes extravagantes que caminan en la cornisa de la cordura. Mucho movimiento, pero además esos finales que se diluyen como si cada uno de sus relatos fuera un trompo que, cuando terminan de girar, caen sin gracia. Y la clase media en el centro de la escena, escondiendo las miserias atrás de acciones ridículas, repetidas o inútiles. La presencia de Cheever es tan fuerte en buena parte de la literatura que se escribió después de él, que a veces resulta molesta. Es un padre lejano que habría que terminar de matar algún día de estos. Mientras tanto, no queda escapatoria: hay que leer a Cheever. Es el mejor antídoto que encontré contra Vargas Llosa, Cortázar, García Márquez y todo el boom con el que alguna vez quise aprender a escribir.
*Enzo Maqueira es escritor, actor, músico, periodista y docente. Publicó en 2008 Historias de putas, un libro de crónicas y relatos. Ruda Macho es su primera novela. Fue, junto a Juan Terranova, compilador del libro Antología del cuento político latinoamericano, editado por Interzona.
Patricia Suárez:
Llegué a los cuentos de John Cheever por casualidad, pero sentí de inmediato el temor reverencial de quien ha descubierto una religión nueva. En aquel entonces, la edición más importante de los cuentos que circulaba era la traducida por Aníbal Leal. Yo la codiciaba; era costosa. Entonces recurrí a todo el material sobre él disponible en la Biblioteca de Aricana, de Rosario. El escándalo Wapshot me dejó alelada de gusto. Una edición mexicana traía el cuento El Nadador, que me fascinó. Después, sus Diarios. No podía entender cómo John Cheever se amargaba pensando que Updike era mejor escritor que él; supongo, que al fin y al cabo, el escritor no es el mejor crítico de su propia obra. Me enamoré de él perdidamente y luego de leer todo lo que cayó en mis manos –adquirido, finalmente, cuando lo tradujo Fresán-, supe que nunca jamás lograría escribir como él. Por mucho que me afanara, la divinidad de Cheever me ha sido negada. Creo que para la gran mayoría de escritores, también.
*Patricia Suárez es escritora y periodista. Recibió el premio Clarín de Novela por Perdida en el momento. En 2005 y 2006 la compañía Movistar lanzó dos novelas suyas por SMS. Se trató de dos productos hechos especialmente, dos comedias románticas para adolescentes: Switch y Bonus Track, convirtiéndose así en la primera escritora latinoamericana de novelas para celular.
Roni Bandini:
Cheever fue uno de los primeros escritores en revelar la desesperación interna del sueño americano. Sus cuentos agridulces, lacónicos y ambivalentes ponían el foco en conflictos de jerarquías sociales y relaciones familiares. Entre mis preferidos están Reunion y The Five-Forty-Eight. Lamento el día que agarré la novela Falconer: un bofe tedioso con final apurado y bonus de sinceramiento sexual. Alguien le puso a Cheever “The Chekhov of the Suburbs” Habrá ayudado a vender libros pero es una comparación malísima.
*Roni Bandini es escritor y periodista. Publicó las novelas El sueño Colbert y La Gran Monterrey. Participó de la obra Entrevistas breves con escritores repulsivos que se presentó en la Fundación TEM. Buenos Aires y el restoes su última novela que aún permanece inédita.
Hola! Nosotros también nos sumamos al homenaje a Cheever, con una canción. Aquí os dejo un link a nuestra versión (libre, personal y desquiciada, que conste) de El nadador, por si tenéis curiosidad.
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Saludos,
Eduardo.