Después de cuatro años de iniciarse en el mundo del sufismo, Emilio Fernández Cicco recibió el nombre de Abdul Wakil. Hace unos días, la Revista Anfibia publicó una crónica donde el periodista cuenta su experiencia en la orden sufi Naqshbandi. Hoy inaugura el cuestionario de El oficio del cronista.
CICCO ABDUL WAKIL / Foto: Manolo Bonilla

-¿Qué es la crónica periodística?

Es toda historia de no ficción que un medio considera más importante que otras y por eso le otorga un número mayor de páginas, lo que hace que el autor se sienta orgulloso y acabe pidiendo aumento de sueldo.

-¿Qué tres elementos no deben faltar en una crónica?

Un redactor tan pero tan brillante que haga de una historia minúscula como un crimen de unos campesinos en un lugar al que nadie le importa en Estados Unidos o un fusilamiento de unos tipos en un baldío del Conurbano, un relato tan monumental y de una inmersión tan palpable que al lector le den ganas de salir a matar campesinos o achurar tipos en baldíos. Me faltan dos elementos más, ¿no? Qué pena. Ando corto de ideas.

-¿Qué límites éticos tiene que tener un cronista?

No aceptar cheques, efectivo sí. No acostarse con los entrevistados hasta una vez publicada la nota. No hacerse amigos en el ambiente, ni siquiera de los entrevistados con que uno se acuesta, ni de aquellos que recibe efectivo. Esto mantiene el límite ético adecuado.

-¿Qué debe tener de distintivo una historia para que se convierta en una posible crónica?

Básicamente que haya un espacio disponible. Esto puede suceder cuando a un medio se le caen varias publicidades. En ocasiones como esa, un editor desesperado encontrará que toda historia es digna de convertirse en crónica de largo aliento. Y todo pasante es digno de convertirse en la nueva estrella de la crónica latinoamericana.

-¿Qué cronistas contemporáneos te gustan y por qué?

Me gusta Robert Fisk, el mejor corresponsal de guerra que existe. ¿No leyeron su artículo sobre el hoyo donde encontraron a Saddam Hussein? Una maravilla. Y P. J. O’Rourke y Dave Barry, quienes mejor equilibraron el periodismo con el humor. La macana es que todos sus libros están en inglés.

Lea El silencio de un muñeco, una crónica de Cicco en la web de la Fundación.

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*Cicco Abdul Wakil está considerado uno de los periodistas de habla hispana más descarados del último siglo. Se recibió con diploma de honor en la Universidad de Belgrano y es creador de un género propio: el periodismo border, donde fue actor XXX, enterrador de cementerios y asistente de boxeo. Sus artículos son reproducidos en medios de los Estados Unidos, Colombia, Brasil, Panamá, Chile, México, Uruguay y la Argentina. En reconocimiento a su labor, obtuvo el Premio Pléyade, el Estímulo de la Escuela de Periodismo Tea, el Premio Emerald (la productora de cine condicionado que lo empleó como actor) y se ganó infinidad de enemigos. Publicó los libros Rodrigo Superstar y Yo fui un porno star. Actualmente escribe en el sitio web Hipercritico.

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