Hoy a las 19 horas, tendrá lugar en el Auditorio de la Universidad de Buenos Aires una mesa debate en torno al libro de Diego Rojas, ¿Quién mató a Mariano Ferreyra? Lo acompañarán los periodistas Martín Caparrós, Hernán Brienza, y el dirigente del Partido Obrero Jorge Altamira. Antes de la presentación, le hicimos una breve entrevista para conocer los pormenores de su investigación.

Diego Rojas / Foto: Pablo Sigal

1- ¿Cómo se te ocurrió hacer este libro?

El asesinato de Mariano Ferreyra conmovió a toda la sociedad. No fui inmune: el crimen me perturbó muchísimo. No lo había conocido, pero que un joven militante socialista muriera por las balas del sindicalismo mafioso, corrupto, empresarial se convertía en una postal alarmante del momento que vivíamos. La violencia política no terminó allí. La represión policial del gobernador kirchnerista de Formosa provocó que murieran dos manifestantes de la etnia qom. Y, más tarde, primero la represión conjunta de la policía federal y la metropolitana causó dos muertos más en la toma del parque Indoamericano. Cuando las fuerzas de seguridad se retiraron del sitio, bandas fascistas armadas por barrabravas y vecinos de Soldati se cobraron una nueva víctima. La noche de esos acontecimientos desesperantes me ganó la incomprensión de lo que sucedía. No podía dormir. El insomnio fue la circunstancia para pensar que era posible usar el oficio periodístico para tratar de comprender el retorno de la violencia política y el título: ¿Quién mató a Mariano Ferreyra?se presentó de modo natural. La investigación de Walsh que denunciaba el accionar criminal de las direcciones sindicales burocráticas tenía en esa denuncia una actualidad apabullante.

2- ¿Qué resultó de la investigación?

El texto está formado por varios ejes. La reconstrucción narrativa de los hechos, en base a testimonios de participantes y testigos de la jornada del 20 de octubre, día del crimen. Un retrato de Mariano Ferreyra realizado por los testimonios que brindaron sus familiares, amigos, una exnovia y sus camaradas. La búsqueda de las causas que originaron el ataque fatal por parte de la patota sindical: esto supuso investigar el negocio del ferrocarril, sus protagonistas, el rol de las empresas tercerizadas y el papel que jugaron funcionarios gubernamentales en el asunto. Por otro lado, la investigación bucea en el mundo de las patotas sindicales y su ligazón con las barrabravas, una tendencia violenta que no es una excepcionalidad ferroviaria, sino que es un método de defensa de privilegios y acallamiento de voces opositoras en el sindicalismo dominante, incluso el de tendencia kirchnerista.

3- ¿Quiénes colaboraron en el proceso de investigación?

La elaboración del libro fue posible debido a la colaboración de muchos testigos, varios de los cuales decidieron no dar a conocer sus nombres por temor a represalias. La familia de Mariano Ferreyra tuvo una importante participación que me permitió conocer al militante desde su costado más íntimo. Sus amigos y compañeros también aportaron al retrato. Los abogados de la familia Ferreyra y de los militantes baleados me orientaron muchísimo. El mismo José Pedraza, hoy preso y acusado de ser el instigador del crimen, accedió a brindarme la única entrevista que realizó con un periodista. Así que él mismo también colaboró con este libro. En el orden práctico, Pablo Rabey (NdB: antropólogo y docente de la UBA) me ayudó con la investigación.

4- La crónica periodística suele contar historias de largo aliento y los tiempos de producción son bastante generosos. Tu libro está narrado a modo de crónica, pero cuenta un hecho bastante coyuntural. ¿Te inscribirías dentro del género?

El libro fue elaborado a la par que sucedían los acontecimientos. Fue un tiempo en el que dormir era una actividad marginal de mi existencia, ya que por la urgencia con que había decidido realizar la investigación no había podido coordinar la licencia en la revista en la que trabajo. Sin embargo, fue un tiempo productivo, en el que pude entrevistar a los protagonistas de los acontecimientos y sumergirme en el oscuro mundo de los negocios y la corrupción del ferrocarril. Si bien los testimonios de los testigos me dieron la oportunidad de cronicar narrativamente los acontecimientos del 20 de octubre, no sabría si incorporar con pertinencia este libro al género “crónica”. Por otro lado, tuve un cuidado especial en establecer cierta distancia periodística: aunque es claro el peso de la subjetividad en la elaboración de los materiales, no quise que asomara la primera persona en el texto -que es una de las características más abundante en ciertos cronistas que pasan a protagonizar sus creaciones-. Tal vez pertenezca más al género “investigación periodística” que a la crónica, aunque quizás los entendidos deban señalar esta cuestión.

5- ¿Qué lectura personal hacés sobre la muerte de Ferreyra?

El asesinato de Ferreyra podría convertirse en el impulsor de grandes cambios o, al menos, cuestionamientos de los usos del poder sindical. Si la sociedad y en particular su clase trabajadora sacaran las conclusiones que permite pensar este crimen, deberían actuar en consecuencia. Si algo así sucediera, podremos afirmar que, entonces, su muerte no habrá sido en vano.

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